El conjunto de las Iglesias del Serrablo
Este grupo de templos, que ascienden a treinta iglesias y ermitas, ubicados en localidades a ambos lados del río Gállego, conforman un conjunto monumental único en un territorio de intensa historia en la Edad Media. Según los historiadores, los ejemplos más representativos entre el año 950 y el año 1000.
Desde los años veinte del siglo pasado las iglesias del Serrablo han despertado el interés de los más prestigiosos historiadores sin que por ello se haya llegado a unanimidad sobre su origen e influencias artísticas. Por la presencia de arcos de herradura, unos expertos han defendido que serían obra de maestros mozárabes, es decir, de cristianos que vivían bajo dominio musulmán, como era el caso de estas tierras. Otros investigadores, sin embargo, las encuadran dentro del primer románico siendo una interpretación local del románico lombardo.
En el término municipal de Biescas conserva la mayor concentración de este tipo de iglesias y algunos de los mejores ejemplos: San Martín de Oliván, Santa Eulalia de Orós Bajo, Santa Eulalia de Susín, San Juan de Busa y la ermita de San Juan de Espierre.
Iglesia de Oto
Pero entre todas las iglesias del Serrablo conservadas en el territorio de la Reserva hay que destacar la Iglesia del Nacimiento de Nuestro Señor Jesucristo, conservada en el despoblado de Otal (Broto). De este templo destaca, sobre todo, el ábside, especialmente en su decoración exterior al ser el único ejemplo de las iglesias serrablesas que posee un total de nueve arcos ciegos y tres ventanas. La decoración se completa con una hilera de baquetones característica también de este estilo artístico.
Desde Oto parte la ruta interpretativa de los Hospitalarios, que combina historia, patrimonio cultural y paisaje. La Cascada del Sorrosal nos dará la bienvenida a Broto, desde donde la ruta acompaña al río Ara hasta llegar primero a Torla y luego a los puentes de los Navarros, Santa Elena, los Abetos y Bujaruelo, que marca el fin de la ruta. El Sobrarbe, como tierra de frontera, ha vivido a lo largo de la historia constantes intercambios comerciales y migratorios con Francia. Así la Orden Hospitalaria de San Juan contaba con posesiones a ambos lados de la frontera, como los hospitales de Gavarnie y Bujaruelo donde acogían y daban alimento a los viajeros que emprendían viaje entre los valles vecinos.